Wednesday, February 3, 2010

La Reina del Carmelita


La Reina del Carmelita

A las 8:00 en punto sin mancar
me visto con mis mejores galas
no importa si es Lunes o Domingo
para irme a encontrar
la noche
Las calles están vacías
¿Será que la oscuridad favorece mi destino
o que la ciudad se ha derretido?
Posiblemente mi salida clandestina
ha sorprendido a mis verdugos cotidianos,
azarosos ciudadanos del apagón
que hoy ha empezado más temprano.
Llego al cine sin transeúntes.
Los peatones que transitan mi terror
ya entraron a la sala a esperar cómodamente
los avances
los anuncios
la UPImente
La única sala de mi pueblo donde ver la vida en technicolor
ha empezado otra función.
Sin embargo, no me importa lo que exhiban pues siempre debo ser
comedido
prudente
y cuidadoso
nunca en primera fila
jamás en medio de la orquesta
casi clandestino
pasar desapercibido.

Aunque
todo el mundo sabe:
En mi pueblo todo el mundo significa
todo aquel que va al cine
lo que me gusta y no me gusta
donde me gusta y porque me gusta.
Llego y me siendo derecho,
estirado
las nalgas pegadas a la espalda de la silla
los hombros levantados
el cuello extendido
la cabeza un tanto levantada
con un gesto las mandíbulas cogidas
en el ultimo asiento de la galería.
Para mi desgracia el rollo se quema
y el oscuro es total.
Comienzan los chirridos
los pitidos
los soplos
y los gritos
hasta que encienden todas las luces
y yo me escurro en el último asiento
como un lagarto huyendo de los gatos.
Entonces viene la Tía Carmelita al frente de la pantalla
a excusarse por la inconveniencia
y a asegurar a la concurrencia
que sin la menor duda y rápidamente
el aparato se va a componer
aunque ella bien lo sabe
no se puede reparar.
Unos segundos pasan y al retornar la oscuridad
alguien se sienta a mi lado
y mi mano se desliza hasta tocarle el brazo en su terca posición
me excuso
y aprovecho para mirarlo a los ojos
y que él descubra en mi cara la ruptura.
En el documental que exhiben sobre el nuevo desarrollo
aparece una foto del tirano
y retorna la gritería
y tiran objetos a la infeliz pantalla
que muda y perpleja refleja
la mirada de asesino
el tocado de plumas
y el sable a la derecha del padre
y como la foto no desaparece rápidamente
empiezan a zapatear y a patear en el bacón.
Las boletas más baratas eran para sentarse en el balcón
y desde esa posición de adviento y de poder los pobres
tiraban caramelos rellenos
escupitazos
cigarrillos encendidos
y un día hasta tiraron un líquido blanco
sobre el brazo izquierdo de mi tía Ena
si hubiese sido en el derecho no importaba tanto,
pero carajo
del lado del corazón
y todavía estaba calientita
Ya mi mano le ha recorrido la rodilla
el muslo
y encontró el camino al ziper
La mano muerta
el manoseo
Oh glorioso aquilatado recurso que salvo mi hastío
y lleno mis noches de mucho mas que John Wayne y Julie Andrews

¿Quien pudo imaginar
que entre las nieves sepulcrales de los Alpes incógnitos
yo pudiese encontrar la ruta para descender hasta los huevos?
¿Cómo puedo explicar que Clint Eastwood con sus pistolas
me enseñó a disparar mas que una bala un cargamento?
Y que cuando Sissy Emperatriz giraba en sus valses bávaros
y sus titilantes lunares de cristal adornaban los espejos
yo corría a esconder mi cara
entre las piernas de un desconocido
Y mientras Passolini se inventaba un Teorema
en Italia
y la censura
inadvertida por el título pomposo lo exhibía
a miles de años luz y en otro continente
con mi manita derecha
yo lo resolvía
y esa noche por primera vez sentí correr la hermosura
como si de pronto su cuerpo pasara de caracol a molusco
de mármol a leche.
Definitivamente
Holiwood salvó mi vida
y hundió mi reputación
Iba tanto al cine
que mi abuela llegó a la conclusión
de que yo iba a ser artista
no sabiendo que ya yo era un artista
de la muñeca
de la garganta
de la cintura
¡Ay!
Mi madre se felicitaba por yo haber escogido el cine
como mi única actividad fuera de la escuela
compréndanme
yo era un dandy, un señorito creado en sus sueños de grandeza y superioridad.
Aquello fue como tirar una perla en la pocilga
como perder un diamante en la letrina
como si de pronto
Elizabeth Taylor saliera de las pirámides
y se encontrara a Richard Burton comiendo chicharrones.
Holliwood salvo mi vida y hundió mi reputación
I mean look at what I am today....
El cine fue mi mundo
todo lo que nunca me dio la escuela
en el Carmelita aprendí a soñar en Technicolor.
en la escuela todo fue
andar por la derecha
comportarse derecho
actuar derecho.
En el Carmelita la mentira era posible
gracias a los rollos de la UPI y la AP
en la escuela no había un Rock Hudson
tan solo viejos curas tuertos y estirados.
Cuando Woodstock se estrenó
yo comprendí que no estaba solo
y desde ese instante
dejé de ser
la reina del Carmelita.

new york
2001

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