Amamantando nostalgias

“Cuanta melancolía tienes
Entre las casas del poblado”
El Camino.
Federico Garcia Lorca


Tienen una cruz clavada encima de la puerta del apartamento. Decoran las paredes con afiches de la Revolución. La tarjeta que adorna la nevera invita a otro homenaje al Ché. Con la música de Aznavour amenizan el brunche en casa de mi amiga pero su tristeza me agua el menú que nos aguarda. En un minuto chequeo los libros sobre la mesa y los títulos reflejan los años en que nos fuimos: Inmigrar no es solo irse. Es difícil dejar los rótulos conocidos y las señales de humo con las que todavía nos decimos todo lo que temíamos verbalizar. Rememorar el pasado mientras renacemos en la diaspora. Vivir con el culo aquí y el pensamiento allá. Sobrevivir este día-a día corroyendo aquellos valores de antaño. Aun así nos aferramos a lo que entonces éramos. Temerosos de lo afrenta que es lo nuevo. Abonamos los recuerdos para intentar desconocer esta nueva vida. Duele aceptar que no somos lo que éramos y que quizás, ya nunca jamás lo seremos