

Escribo “lo dominicano” entre paréntesis porque no hay otra manera de hacerlo. Si pudiera quizás optara por no escribirlo y mucho menos pensarlo. Antes que nada debo declarar que “lo dominicano” es mas un accidente historico que otra cosa; y que para definir lo que es y no es lo dominicano hay que ponerse la faja (y no estoy hablando de la faja de Jack Veneno….) pues en dicho sustantivo hay tanto que cualifica como que denigra. Mas que nada yo lo veo como un antifaz, como una máscara histórica. El tratado de 1800 y tantos, aquel que nos dividió y de manera eficaz inventó e impuso dos nacionalidades y/o identidades sobre una estratégica islita caribeña, nos jodió para siempre. El grupo humano que representa lo dominicano y cuya melanina se destiñe a propósito podría ser representativo de cualquier otra isla del archipiélago que contiene dicho territorio; hummmmm pero ahora comienza la mezcla de una cosa con la otra; o sea que empiezo a difuminar lo es-en-cial si es que dicha categoría –lo dominicano- puede entenderse aisladamente (valga la redundancia….) Aquello que no es dominicano es probablemente la mejor definición.
Hay tantos paradigmas en la fuckin modernidad de casi imposible definición que quizá lo mejor que podemos hacer es intentar una interpretación, peor aún hacer una interpretación de una representación. Totalmente in-so-por-table!
En serio, interpretando lo dominicano me atrevería a sugerir que lo dominicano es sobretodo una percepción. La percepción de una identidad arropada en una constelación de virtudes políticas caducas (bandera, escudo, patrona espiritual, himno, padres de la patria, etc.) y que para sustentar dicha percepción nos enfrascamos en independizarnos y diferenciarnos de lo único que podemos (los Haitianos). Todo lo demás es quimera, sueño, nación y vuelo.
Finalmente expreso desde la diáspora que lo dominicano toma características funestas cuando nos abruma o nos ciega la nostalgia. Nos corrompe en pleno los requisitos del alma. Como diría La Caballona: Tamo’ aquí pero pensamo’alla. Desde afuera la dominicanidad es casi una calamidad…….
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